Siempre hay historias que contar en estas fechas, hay canciones, programas en la televisión, tiendas abiertas todo el día, gente corriendo y demás genialidades provocadas por lo últimos días cada año. Lo mejor sin duda alguna viene el día de navidad, la comida, los tíos que vienen del norte, la música y sobre todo, los regalos pero detrás de todo lo increíble de estos días existe una historia, una que nadie cuenta por temor a que eso vuelva a pasar, esta es la historia de Frida, quien deseo navidad por siempre.
Frida era una pequeña mujercita, 3 grandes años decía ella tener, bajita y con los ojos más hermosos de todo el estado, reía a diario y le encantaba oler el pasto por las mañanas, ella vivía en el campo lejos del ruido de la ciudad y la gente gritando.
Era 24 de Diciembre y ella muy emocionada estaba pues la navidad se acercaba, había querido tanto este día y desde hace tanto que ya no podía esperar más, todo el año casi terminaba y era ya las víspera navideña. El Tío Bernard caminaba por toda la casa como loco buscando sus llaves, la prima Rita preparaba un ponche color rosa, Mamá cocinaba un gran plato del más rico pavo que había encontrado, Valeria, la hermana pequeña de Frida corría y corría gritando ¡Ya viene navidad, ya viene navidad! , los Abuelos llegaban con grandes bolsas del supermercado, Ivan su hermano mayor había llegado desde la ciudad y Papá estaba recostado en una hamaca.
Había llegado la noche y era hora de cenar, todos se sentaron sobre una larga mesa en el centro del patio, todos contaban historias de lo que les había pasado a lo largo del año, tomaban vino y comían hasta no poder más, habían velas de colores, rojas, blancas y moradas pero lo mejor de todo es que todos reían juntos, todos sonreían con la boca tan abierta como su felicidad. Llego el momento de abrir los regalos, Frida recibió todos los que había querido, la muñeca que hablaba, el triciclo color rosa, un rompecabezas gigante de flores con caritas y una casa de muñecas enorme.
Frida jugó durante horas y llegada la hora de dormir cuando todos se preparaban para acostarse, Frida pensaba que porqué no todos los días eran así, le encantaba la navidad entonces miro al cielo, ese cielo que solo en el campo se puede ver, con estrellas por donde quiera como grandes racimos de uvas, sentada pidió a la estrella más brillan que todos los días a partir de mañana fueran navidad y con una gigantesca sonrisa se fue a dormir.
Al otro día como todas las mañanas muy temprano caminaba a través del puente para llegar al ría y bañarse pero para su sorpresa, el Tío Bernard buscando sus llaves, la prima Rita preparaba un ponche, Mamá cocinaba pavo, Valeria gritaba, los Abuelos llegaban del supermercado, Ivan su hermano entraba y Papá estaba en una hamaca, su deseo se había hecho realidad, felizmente Frida corrió a la sala para decirle a todo mundo que era navidad otra vez, el hecho de saber que todos los días serían tan felices como un día antes bañaba sus hermosos ojos con alegría. Por la noche Frida abrió sus regalos y jugó durante horas, se durmió y para su sorpresa aún mayor, el siguiente día también fue navidad y así continuó durante 7 días pero con cada día que pasaba Frida comenzaba a extrañar cosas de antes, ahora nunca sería su cumpleaños, nunca irá a la escuela, jamás viajarían en verano, siempre habría frío y en la televisión sólo habrían programas de navidad.
Frida triste, empezó a llorar, ella ya no quería navidad por siempre, quería los días aburridos pero diferentes, en ese momento Ivan, su hermano mayor, se acercó y le pregunto -¿qué pasa pequeña?- ella llorando contestó, -Ya no quiero más navidad- Ivan confundido le dijo, -pero, por qué, si la navidad es maravillosa- ella le dijo que extrañaba los demás días del año y él respondió –La navidad es un día feliz pero como todo en la vida, necesitamos de todos los demás días por más tristes que sean, sin lo amargo del limón lo dulce de la limonada no sería lo mismo, ven, recuéstate y juntos esperemos que la navidad acabe- Frida más tranquila acepto y quedó dormida suspirando.
Al otro día muy temprano como siempre Frida se dio cuenta que el Tio Bernard seguía dormido, la prima Rita lavaba platos, Mamá cocinaba huevos, Valeria jugaba con sus muñecas nuevas, los Abuelos se iban y Papá recogía las cajas, Ivan se acercó a Frida y le pregunto -¿todo está mejor?- con una sonrisa Frida grito -¡Sí! Y corrió por toda la casa cantando -¡La navidad se ha terminado, la navidad se ha terminado!-. Y así pasaron los días llego año nuevo, el cumpleaños de Valeria, la graduación de Ivan, el viaje a la playa en Verano aunque también el día en que su casa de muñecas se destruyo, cuando su pequeño perrito murió pero ella sabía que de nuevo sería navidad y todo se volvería a arreglar.
Como Frida hay que aprender a disfrutar de cada día, sean malos o sean buenos, cada día es diferente y eso hace que la vida sea inesperada y divertida, nunca olvidemos que algún día será navidad otra vez y que vale la pena esperar.
Dedicada a la pequeña Frida Guillén, la más hermosa de las jóvenes hadas, mi hermana.
